Hubo un gran desarrollo en el campo, se modernizaron las formas de producción, los agricultores e industriales lograron vender sus productos en otros lugares: introdujeron abonos y mejores herramientas. Las haciendas modificaron sus formas de trabajo y de propiedad, ya que muchas tierras pasaron del régimen de propiedad comunal al régimen de propiedad privada, afectando a muchos campesinos.
En la propiedad comunal una gran parte de terreno pertenecía a la comunidad y todos la trabajaban. Con el régimen de propiedad privada cada propietario cultivaba sus productos. Los campesinos que no contaban con suficientes recursos tuvieron que vender sus tierras y pasaron a ser peones de grandes hacendados que poco a poco fueron adquiriendo nuevas tierras. Por consecuencia, la tierra quedó concentrado en pocas manos.
El desarrollo industrial que tuvo México durante el Porfiriato fue muy superior al de la mayor parte de los países de América Latina pero los privilegios que el gobierno daba a sus allegados era injusta y desigual a los de los recursos económicos entre los mexicanos.
El ferrocarril favoreció la demanda de tabaco, henequén, café, azúcar y plata. El desarrollo de las industrias y la inversión extranjera impulsaron la venta de estos productos.
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